domingo, 23 de agosto de 2009

Proyecto 7 Pipas y un Candelabro SIN VELAS!

Nombres: Anonimatous x7.
Fecha, hora, ubicacion: Cualquiera.
Telefonos, emails, nombre de mascotas: 7
Orden, formato, cantidad de texto: Indefinido.
Sexo: Opuesto


-- Anonimatous N°1: --
Yo nunca lo crei posible. Si, claro, lo planeamos durante 7 años. Pero que tiene que ver, no avanzabamos nunca. Plan que va, plan que viene. Siempre asi....
Pero bueno, siempre esta la persona que bajonea no?.. es un papel fundamental que TIENE que estar en alguien, al menos 1 persona. Me entienden a que me refiero? Esas personas que estan siempre de actitud "nah para que esforzarse si seguro no llegas a nada", esa actitud a la cual le debemos decir "gracias actitud, gracias a vos la sociedad esta dominada por un grupo de astutos ineptos".
En fin, resulto ser que si era posible, pero es un plan que a veces falla...

-- Anonimatous N°2: --
Será que siempre anda algun tornadito dando vueltas. Haciendo quilombo y rompiendo las bolas. "Las cosas cambian. Nada es para siempre". A veces duele.
Pero bue...hay que adaptarse a los cambios. No podemos vivir en el pasado. Es un error que muchos cometen. Yo mismo lucho por no vivir en el pasado. Lo importante es ahora. Y...lo que vendrá.

-- Anonymoosetor N#7 --
El edificio nos quería afuera. Nos quería lejos. No nos quería. Lo cual era una lástima porque sólo estábamos en ese tercer nivel, sumergidos en una invisible marea de humedad y probablemente asbestos por el profundo amor que, mezclado por un temor respetuoso casi masoquista, habíamos sabido desarroyar desde pequeños.
Mi reloj seguía igual, poseído, cambiando frenéticamente de hora cáda vez que levantaba el brazo. Pero la luz que se filtraba a la derecha del pasillo seguía su firme sendero, y las marcas que sólo veía yo eran iluminadas como es de esperarse. El margen del sol me decía que ya eran las dos y media, o casi.
La expresión-- bueno... El Todo de mi amigo premanecía exactamente como lo ví hace tres márgenes de sol, hace dos y medio, hace medio. La linterna se sostiene en su mano solo porque esta yace semiabierta en el piso. Su mentón toca su pecho y sus ojos miran (si, dije "miran", pero solo porque el tiempo en este solar me há privado de mi célebre habilidad de encontrar palabras perfectas para toda situación) las tablas de madera. Ya no escucho qué es lo que susurra incansablemente, pero si lo conozco, está recordándose a sí mismo cómo llegó a donde está ahora: un solar derruído, en un piso descuidado de un edificio deshabitado, en una zona despoblada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario